Cada año, la gente pasa menos tiempo leyendo y más tiempo viendo imágenes, que proliferan en línea. Millones de personas descargan imágenes de plataformas como Google y Wikipedia cada día y millones más interactúan a través de redes sociales, como Instagram y TikTok, que consisten principalmente en intercambiar contenido visual. Paralelamente, las agencias de noticias y los anunciantes digitales están captando cada vez más la atención en línea mediante el uso de imágenes que las personas procesan de manera más rápida, implícita y memorable que el texto.
Aquí mostramos que el aumento de imágenes en línea exacerba significativamente el sesgo de género, tanto en su prevalencia estadística como en su impacto psicológico. Examinamos las asociaciones de género de 3.495 categorías sociales (como "enfermera" o "banquero") en más de un millón de imágenes de Google, Wikipedia e Internet Movie Database (IMDb), y en miles de millones de palabras de estas plataformas. Descubrimos que el sesgo de género es consistentemente más prevalente en las imágenes que en el texto, tanto para las categorías escritas por mujeres como por hombres. También mostramos que la subrepresentación documentada de las mujeres en línea13,14,15,16,17,18 es sustancialmente peor en imágenes que en texto, opinión pública y datos del censo de EE. UU. Finalmente, llevamos a cabo un experimento prerregistrado y representativo a nivel nacional que muestra que buscar en Google imágenes en lugar de descripciones textuales de ocupaciones amplifica el sesgo de género en las creencias de los participantes. Abordar el efecto social de este cambio a gran escala hacia la comunicación visual será esencial para desarrollar un futuro justo e inclusivo para Internet.
Las imágenes impregnan cada vez más la información que consumimos y comunicamos a diario. El número de imágenes en los motores de búsqueda en línea ha aumentado de miles a miles de millones en sólo dos décadas2. Cada día, millones de personas ven y descargan imágenes de plataformas como Google y Wikipedia5,6, y millones más socializan a través de plataformas hipervisuales como Instagram, Snapchat y TikTok, que se basan predominantemente en el intercambio de imágenes. Esta tendencia creciente es ampliamente reconocida por las industrias de tecnología y capital de riesgo3,4, así como por las agencias de noticias y los anunciantes que ahora dependen más de las imágenes para atraer la atención de las personas en línea7,8. Esta tendencia también se refleja en los cambios en los hábitos del estadounidense promedio. Una encuesta longitudinal de la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias muestra que la cantidad de tiempo que los estadounidenses dedican a leer textos está disminuyendo constantemente1, mientras que el tiempo que dedican a producir y ver imágenes sigue aumentando2,4. ¿Qué consecuencias tiene este cambio sin precedentes hacia el contenido visual en cómo “vemos” el mundo? En los albores de la fotografía, Frederick Douglass, estimado escritor y líder de los derechos civiles, advirtió sobre el potencial de las imágenes para reforzar los prejuicios sociales en general, argumentando en su conferencia de 1861 "Pictures and Progress" que "la gran baratura y universalidad de las imágenes deben ejercer un efecto". una influencia poderosa aunque silenciosa sobre las ideas y los sentimientos de las generaciones presentes y futuras”19. Desde la época de Douglass, Internet ha abaratado y facilitado la circulación de imágenes a escala masiva3,4, intensificando potencialmente el impacto de su influencia silenciosa. En este estudio, exploramos el impacto de las imágenes en línea en la propagación a gran escala del prejuicio de género.
El auge de las imágenes en la cultura popular de Internet puede tener un costo social crítico. Hemos descubierto que el sesgo de género en línea es más frecuente y psicológicamente más potente en las imágenes que en el texto. La creciente centralidad del contenido visual en nuestra dieta informativa diaria puede exacerbar el sesgo de género al magnificar su presencia digital y profundizar su arraigo psicológico. Se espera que este problema afecte el bienestar, el estatus social y las oportunidades económicas no solo de las mujeres, que están sistemáticamente subrepresentadas en las imágenes en línea, sino también de los hombres en categorías femeninas, como las ocupaciones orientadas al cuidado.
Puede leer el artículo completo en la siguiente dirección: https://www.nature.com/articles/s41586-024-07068-x
Fuente: Revista Nature
Compilado: Dr. Ricardo (Director editorial OSIMAVEN)
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