La
actual crisis global del capitalismo no es más que la crisis civilizatoria que
tiene dimensiones históricamente multifactoriales, que amenaza la vida en el
planeta e impacta negativamente la salud de los humanos, esto se ve como una
radiografía en días de pandemia por COVID-19.
Si
lo analizamos desde la epidemiología clásica o convencional nos detendríamos a
contar enfermos y sólo casos, pero el problema es mucho más complejo, “La
epidemiología es un terreno de lucha de ideas, de disputa sobre cómo enunciar
la salud y cómo actuar, y esa disputa obedece a intereses sociales encontrados.
En esa medida la disciplina comparte con todas las demás, la característica
consustancial de toda ciencia de ser una operación simbólica, y por lo tanto
es”, ''…una expresión transformada, subordinada, transfigurada, y algunas veces
irreconocible de las relaciones de poder de una sociedad''. (1)
La
crisis actual es global por que incide en todas las dimensiones del sistema
mundo, al ver como luchan por la hegemonía las corporaciones y por encima
incluso de las organizaciones mundiales de regulación como la ONU, OMS, OMC
entre otras, que son organismos con alto grado de caducidad por transitar
viejas estructuras de dominio, ya burladas por el poder financiero mundial, que
camina hacia nuevas formas de dominio global para incrementar su hegemonía
sobre todo en las formas de recaudación de recursos a través de 3 grandes
sectores: el comercio electrónico, la industria farmacéutica y el sector
financiero a través de la moneda hegemónica del dólar y las transacciones
virtuales. Esto dibuja la crisis energética, “el comienzo del fin del petróleo”,
que incluso en buscas de “alternativas”, se pretende sustituir el
combustible fósil por el “biocombustible”, que es nada más y nada menos que la
producción de alimentos para convertirlos en combustible, esto pretende dos
“estrategias” de producción con una falsa visión “ecológica”, 1.- Incrementar
la producción agrícola de los rubros para la producción del Biocombustible 2.- Disminuir el uso del combustible fósil
(que ya está escaso y cuesta mucho más extraerlo).
Este
modelo de extractivismo no es más que
una avanzada reformista del sistema capitalista que intenta mantener a costa de
la sobre producción y la depredación ambiental su modelo consumista y
explotador, que trae consecuencias ambientales y nutricionales (hambre), para
los vulnerables históricamente. El modelo civilizatorio actual nos condiciona
la forma de producir, consumir, trabajar, amar, comer, divertirnos, aprender,
como diría el Profesor Oscar Feo, es por eso que es urgente que surjan nuevas y
revolucionarias formas de erradicar estos procesos, que pasan transversalmente por la
crisis ética, de valores, la crisis cultural a la que nos ha sometido
el sistema a través de sus constantes procesos de colonialidad del pensamiento,
entonces, debemos representar nosotros la inflexión decolonial para poder
comenzar a debilitar las bases del poder hegemónico que continua su paso firme
hacia la destrucción de la vida en el planeta, puesto que su modelo está
debidamente evidenciado, es insostenible.
“La
economía de los países de América Latina y el Caribe en 2020: la CEPAL proyecta
una contracción de la actividad del 5,3% y casi 30 millones más de pobres”. (2)
“Duncan
considera que el eclipse del petróleo se consumará en las próximas dos décadas,
lo cual implica un cambio radical en la forma de vida que nosotros conocemos,
incluyendo una disminución de la población, una reducción del tamaño las
ciudades y una desaparición de los grandes sistemas de transporte hoy
existentes”. (3)
Vemos
cómo se van dibujando elementos que nos señalan que la COVID-19 es vista como
una “oportunidad” de cambiar de paradigma, en el que si continúa el mismo afán
de lucro, las corporaciones, el modelo hegemónico, será muy poco alentador
aquello que llaman “la nueva normalidad” o la “post pandemia”, puesto que no es
más que modernidad, o post modernidad, “el lado oscuro del sistema”, seguirá la
dictadura mundial del capital, ese 1% que tiene dominio sobre los recursos del
resto de la población, por eso, la propuesta anti hegemónica y contra cultural,
es insurgir con nuevas formas de relacionarnos, mucho más humanas y desde el
punto de vista, social, promover modelos anti hegemónicos, que procuren
salvaguardar todas las perspectivas de la vida y la salud, por encima de
cualquier interés, que considere a la naturaleza el medio irrenunciablemente
vital, que en estrecha relación armónica con el ser humano, en sus procesos de
intercambio, sean para salvaguardar su estabilidad y comenzar a disminuir
radicalmente los factores y determinantes que hacen que hoy día transitemos
hacia la destrucción, entonces se trata de un nuevo paradigma o constructo
social, que trasciende los modelos caducos de producción.
Un
movimiento anticapitalista en las actuales circunstancias de crisis
civilizatoria debe plantearse una estrategia doble, que es complementaria y no
antagónica: uno, impulsar todas las medidas indispensables para mejorar las
condiciones de vida de la población pobre mediante la redistribución mundial y
nacional de la riqueza que permitan romper con la injusticia y la desigualdad
de clase, sin que esto se dé por la órbita mercantil que privilegia el afán de
lucro sino mediante la recuperación del valor de uso, la solidaridad y la
fraternidad, todo lo cual sólo puede hacerse con una revolución que posibilite
el control de los medios de producción por los productores asociados que, por
supuesto, requiere como condición fundamental la “expropiación de los
expropiadores”; y dos, replantear en forma radical la noción de progreso
tecnológico, proponiendo un programa político y económico que cuestione la
producción mercantil y todos sus efectos ambientales y energéticos. (3)
En
la escenario de la COVID-19 y la Salud, no se debemos caer en el modelo
tradicional de la medicina, que se encarga de oxigenar al sistema de producción
capitalista, puesto como plantea el Dr. Antonio Hernández, cuando habla sobre
crisis civilizatoria, sobre “el capitalismo cognitivo”, definitivamente el
modelo de producción de conocimientos que defiende los intereses del gran
capital, están plagados de la visión reduccionista de la salud, pues son
incapaces de analizar los procesos y determinantes sociales que intervienen en
los humanos y la naturaleza, pues su visión reduccionista está basada en la “causa
y efecto”. El llamado es a trascender la epidemiología convencional, construir
o estructurar nuevos modelos contra hegemónicos, que debiliten al metabolismo
social del capital, en el que el modelo médico industrial está plagado, colonizando
las mentes a través de las estructuras tradicionales de la enseñanza y la
educación de las ciencias de la salud y las ciencias sociales.
La
epidemiología tradicional es realmente empírica a pesar de su robusto arsenal
de estadísticas, como dice Jaime Breilh, es la epidemiología que predomina en
la OMS y OPS, por lo que si no se construye entonces, nuevos eslabones
críticos, o una epidemiología con carácter crítico, la salud vista desde la
visión integral de la vida, sólo tendremos medicina basada en las enfermedades
y no realmente Salud y vida, desde las perspectiva humana. “De hecho, el
paradigma de la llamada epidemiología social propugnado por la Comisión Mundial
de la OMS sobre ''determinantes sociales de la salud'' es otro causalismo que
explica también el orden bajo la noción causal. Representa un paradigma de
transición crítica por que se abre a lo estructural, rompiendo el cerco de la
visión más restrictiva de la epidemiología convencional, sin que represente un
cambio de paradigma, en tanto convierte las estructuras sociales en variables y
no en categorías de análisis del movimiento histórico de la acumulación”. (1)
Atilio
Borón asegura que no todo lo que dice ser crítico, realmente es pensamiento
crítico, si esto no está basado en el edificio o estructura teórica del
marxismo, carece del carácter crítico, pues actualmente la crisis global del
capitalismo, sugiere organizarse en formas teórico-prácticas que pasen por la
comprensión marxista de la historia, que base sus conocimientos en disciplinas
que marquen diferencia entre el capitalismo cognitivo y las realmente ciencias
sociales que aporten soluciones a los modelos anti capitalistas y anti
hegemónicos, que puedan de construir la visión
decolonial de los procesos históricos en los que la humanidad ha estado
sumergido, en los que posterior a las crisis cíclicas, los estallidos sociales,
son frenados por reformas también diseñadas desde los laboratorios ideológicos
del mismo sistema mundo y sus “corporaciones del saber”, entre los que su
principal artillería están los medios de comunicación y las estructuras de
reproducción de su modelo que son las universidades, escuelas, entre otras.
Referencias:
1.
Jaime Breilh. La determinación social de la
salud como herramienta de transformación hacia una nueva salud pública (salud
colectiva). Rev. Fac. Nac. Salud Pública vol.31 supl.1 Medellín Dec. 2013.
Disponible en la siguiente dirección: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-386X2013000400002
2.
Informe sobre el impacto económico en América
Latina y el Caribe de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Disponible en la siguiente dirección: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45602/1/S2000313_es.pdf
3.
Crisis Civilizatoria. Renán Vega Cantor, Revista
Herramientas de Argentina, Nº 42 2009 Disponible en la siguiente dirección: https://www.herramienta.com.ar/articulo.php?id=1052
V
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