Análisis del capítulo 1 del libro “La mano visible del mercado guerra económica en Venezuela”
Hablar de economía política en el contexto de la Salud Colectiva, es trascender los principios básicos de la economía clásica o la economía de mercado. Sobre todo si lo hacemos desde la territorialidad venezolana, una nación hoy asediada y golpeada por grandes poderes transnacionales, ahora epicentro de crisis y definiciones a escalas del sistema mundo y de deterioro del modelo.
“Ahora, el problema más grave que nosotros tenemos que entrarle con todo, es seguir diseñando el modelo contra hegemónico del neoliberalismo en la modalidad de guerra económica
contra la Revolución Bolivariana; ese es el tema de tema, camaradas. Y
allí, de verdad, quiero celebrar todo el esfuerzo que ha hecho
Pasqualina Curcio. Aquí está su libro, La mano visible del mercado,
guerra económica en Venezuela”. Nicolás Maduro Moros Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Programa N° 72, En contacto con Maduro.
Estamos en el marco de plantearnos en un escenario de guerra, no sólo la económica, que es el catalizador que usan los hegemónicos para intentar destruir las bases sociales de un movimiento emancipador que lideró acciones para transformar un estado burgués y servil de los intereses transnacionales, hacia uno con garantías sociales y de participación, donde se tomen las decisiones de su futuro a través de sufragar en todos los niveles. Esto sin duda generó malestar y sospecha a los “grandes poderosos”, además si se trata de un país con tantos recursos energéticos y con tan “buena” ubicación geo estratégica.
“¿Qué habrán sido, me pregunto, el cierre patronal convocado por Fedecámaras y el sabotaje perpetrado por la “meritocracia” de Pdvsa, que costaron al país pérdidas superiores a los 15 000 millones de dólares y un abrupto descenso en el producto interno bruto (PIB)? ¿Será casual, me interrogo, la brutal caída de los precios de la energía fósil, causada por la simultánea entrada en el mercado del petróleo de Irak manejado por los estadounidenses, la inundación de crudo barato de los sauditas aliados de Estados Unidos y el salto de ese país a la condición de primer productor de hidrocarburos del mundo a costa de desmesuradas inversiones contaminantes en petróleo de esquistos o lutitas y convencional? ¿O corresponde a una ofensiva para hacer quebrar a los países no alineados de la OPEP, comprar por miserias sus industrias petroleras y luego resarcirse con el monopolio planetario de los hidrocarburos?” (Luis Brito García, 2017, P: 8,9).
Sin duda todo una crisis civilizatoria producto del afán de lucro del poder hegemónico transnacional por arrodillar a potencias energéticas emergentes, que significan “peligro” para sus economías de mercado, donde el mal llamado “libre mercado” solo aplica para su monopolista pretensión de mantener el dominio de las naciones económicamente y bélicamente débiles. Por eso no es casual que Obama declaró a Venezuela como “amenaza inusual”.
“El empresariado “venezolano” y transnacional ha mentido siempre sobre la economía venezolana, sus acciones bélicas para destruir el aparato productivo, no es más que un plan soportado y dirigido desde EEUU y EUROPA. Demuestra Pasqualina Curcio que el PIB total ha aumentado 43% desde 1999 hasta 2015, que el PIB agrícola se incrementó 27% entre 1999 y 2014.Señala también que el PIB total del año 2015, cuando se registró un nivel de escasez superior al 30%, fue 34% mayor que el del 2004 , año que registró niveles de escasez solo de 7%. Y que el PIB agrícola del 2014 fue 14% mayor que el del 2004”. (Pasqualina Curcio, 2017, P: 9).
El empresariado en Venezuela, siempre parasitario y dependiente del financiamiento en divisas del estado, ha intentado siempre desde su militancia conspiradora anti popular, derrocar al movimiento Bolivariano que desde su llegada a parte del poder, diseñó estrategias de redistribución de los recursos con visión social, así como generar las condiciones jurídicas para que los presupuestos y asignación de recursos tengan participación de todos los sectores, sobre todo el popular. Esto sin duda es una declaratoria de guerra a los intereses empresariales transnacionales que hacen vida activa en territorio venezolano, tal es el caso, que entre el 2001 y 2002 toda su agenda estuvo en conjunto de paralizar las actividades productivas del país, con oleadas masivas de despidos y paralización de empresas que hasta el momento eran productivas, para obedecer promesas de “lideres” del golpe de estado civil y militar que se concretó en abril del 2002 y que pereció por movilización masiva y popular con el acompañamiento de militares patriotas en escasas 48 horas.
“Embaucan los empresarios y sus medios alegando que la tardanza del Gobierno en otorgarles dólares preferenciales impide la importación de alimentos. Pero en el año 2014 esta ascendió a 7700 millones de dólares, 259% mayor que en 2004, cuando fue de 2100 millones de dólares. En 2004 se importaron 608 millones de dólares en medicamentos, en 2014 se importaron 2400 millones de dólares: el incremento ascendió a 309%”. (Pasqualina Curcio, 2017, P: 10).
Con este marco histórico Venezuela, insurgente y revolucionaria, con un movimiento Bolivariano fortalecido ante las dificultades, debe enfrentar un modelo económico heredado desde muchísimos años de rentismo petrolero, que actualmente es evidente caducó, producto de la agudización de las contradicciones entre el gran capital y este movimiento, que pretende seguir por las vías de la emancipación de sus fuerzas productivas ahora sin la dependencia, ni la economía tradicional o de mercado, pero es un proceso si se quiere abrupto lleno de contradicciones, que desde el mismo seno del bolivarianismo aún no se termina definir ni entender, producto del constante ataque donde por ejemplo el desabastecimiento es arma de los poderosos contra el pueblo para intentar que se dobleguen y se olvide el sueño socialista de construir un modelo justo, humano y contra hegemónico.
En ese contexto, las y los militantes de la medicina social y Salud Colectiva, están llamados a proponer vías revolucionarias y críticas para no desviar el curso, para consolidar esfuerzos colectivos en el sector Salud, blindar a la Salud Pública y avanzar hacia la soberanía sanitaria, sin dependencia a los poderes hegemónicos que pretender “asegurar” con su visión imperial el modelo médico hegemónico, transnacional a costas de lo que sea, sobre todo propiciando en nuestro propio territorio y en el escenario Internacional todas las acciones posibles para doblegarnos y hacernos retroceder para hacernos una vez más dependientes y serviles a los intereses del sistema y la economía de mercado con todas sus leyes imperiales.
El imperialismo, los monopolios, las grandes corporaciones son la mano visible de los mercados. Cuentan con un gran poder. Quienes concentran la propiedad del capital, la producción y la distribución, sobre todo de los bienes esenciales para la vida, tienen el poder de manipular los mercados, sus precios y sus cantidades, pueden hacer chillar las economías, afectar a un pueblo, desestabilizarlo social y políticamente. Tienen el poder para derrocar gobiernos democráticos. Son los estrategas de las guerras no convencionales. (Pasqualina Curcio, 2017, P: 14, 15).
Para generar insumos donde puedan ocurrir cambios notables en el sector Salud, deben ser sin dudas los de la organización y movilización popular de todo el sector y sus aliados naturales (el pueblo), deben generarse condiciones políticas, sociales, económicas (sin duda) , académicas y culturales, para poder con la ciencia del ejemplo, hacer de espacios conquistas contra hegemónicas que produzcan en todos los niveles transformaciones en todos las categorías que construyen salud colectiva, sobre los cimientos de una Salud Pública golpeada y moldeada con el modelo médico hegemónico y con un diseño de administración de las finanzas heredado del rentismo petrolero.
Venezuela sigue teniendo todas las condiciones políticas y sociales para construir un modelo contra hegemónico y es el desde el sector Salud donde se tiene una oportunidad grande de sembrar bases de un constructo socialmente colectivo, que sirva incluso de ejemplo para los otros sectores que deben hacer parte de un modelo político económico que luche contra los constantes golpes y amenazas imperiales, pero sin duda, no es con las armas melladas del capitalismo que debe construirse, sino lo contrario, debe hacerse con la crítica como combustible, con acciones ejemplares y con el reconocimiento de las fuerzas emancipadoras que existen en esa fuente de sabiduría que guarda nuestro pueblo, que sin duda ha resistido desde la más desventajada posición, cuando desde todo punto de vista esta “guerra económica”, belicista, de nueva generación, han vulnerado todo intento de resistencia popular, que se han intentado contra las aletazos del poder hegemónico, a lo que se llamó “ La Mano Visible del mercado” (Pasqualina Curcio, 2017, et al)
Por.- Dr. Ricardo León
Especialista en Medicina Interna e Investigador
OSIMAVEN
Publicado el La Radio del Sur.
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